jueves, 15 de mayo de 2008

Para que esforzarse...

Y así es que Verónica decide dejar de pensar en todo.
Siente que no puede mas con la creciente demanda de racionalidad y se transforma en uno mas, en uno de esos entes que están, pero solo figuran.

Entonces, se da cuenta que no es tan malo, como ella siempre creyó, sino que ahora tiene la libertad de dejar que los errores ocurran, ya que no siente la necesidad de evitarlos.

Pronto advierte, además, que las personas, nunca esperan que diga nada coherente ni propicio, y se va aferrando mas a esa postura.
Se deja estar, y así es que le termina de agradar.

Sin embargo, con tanto espacio libre en su cabeza, empieza a cuestionar se, deliberadamente, sobre los mismos temas en los que antes incurría; pero con un peso extra, la culpa de querer evitarlo a toda costa.

Verónica sufre y anhela; y vuelve a pensar, y vuelve a sentir, y vuelve a creer en la intuición, y vuelve a soñar...
Pero, por sobre todo eso...Verónica vuelve a amar, pero no hablo de un amor carnal, sino de el amor a la vida; a su vida...y a su capacidad...

Y Verónica deja de ser esa persona insignificante en la que se había convertido, para ser ella, Verónica, completa y multiplicada...tan cierta como todas las ideas que volvían a correr por su mente.

De pronto, Verónica despierta en su cama, prende la luz para terminar de salir de esa extraña pesadilla.
Toma su mente de la mesa ratona, la vuelve a colocar en su sitio y piensa "Que ínfimo seria nuestro mundo, sin este pequeño objeto..."



Fin...

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaaj que conste que me tomé 15' de mi tiempo en pensar esto, mientras que me apurabas por msn ! . Pero nada ahora me lo estas explicando y veremos si era lo que pensaba o no jaja. Suerte marquitos !

ee y si no escribis un libro alguna vez. te pego ¬¬ e !jajaja