martes, 1 de abril de 2008

Hacia tiempo que el tiempo no corria...

Vacio,
Ese sentimiento de enajenación hacia el mundo entero, que nos transforma en uno con uno mismo y en nadie con el resto.
Nos retraemos, buscamos razones y, porque no, explicaciones.
Después volvemos a darle la cara a todo, para darnos cuenta que nada cambia, si nosotros no nos proponemos en lograr ese cambio.
Creo que las cuentas regresivas, en el mayor de los casos, ayudan en todo este proceso, ya que, al darnos cuenta que se nos acaba el tiempo, instigamos en la primer solución que hallamos; muchas veces, la mas correcta.
Lamentablemente, siempre nos queda esa incertidumbre de no saber que hubiera pasado al elegir otra opción, pero creo que si dejamos que nuestra consciencia elija libremente, es decir, sin ponerle trabas, podemos estar seguros que elegimos acertadamente.

Yo, por mi parte, además escribo mis pensamientos para frenar de forma ficticia al tiempo; y así tener registro de mi pasado, para meditar sobre el presente, y cambiar el futuro...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que en estas letras has encerrado gran parte de nuestro diario análisis personal.
El pensar que todo hubiera sido diferente si...
O el nunca faltante sentimiento de que algo está mal en nosotros.
Y por supuesto nuestra amiga la conciencia que nos enseña nuestros fallos.
Y creo que es un consejo para todos cuando dices: "escribo mis pensamientos para frenar de forma ficticia al tiempo; y así tener registro de mi pasado, para meditar sobre el presente, y cambiar el futuro..."

Me encantó cada palabra y cobra más sentido cada vez que lo leo!

un viejo tanguero dijo...

Me hizo acordar a Sartre, el primer Sartre, cuando decía que somos lo que elegimos ser, desde nuestra irrenunciable libertad.
Un abrazo.